Dauphin Island, tiene 14 millas de largo por casi dos de ancho. En una parte de la isla se aprecia la zona residencial de casas elevadas típicas del área, donde habitan de manera permanente alrededor de 1300 personas, número que se multiplica en el período vacacional o días feriados.
Un gran número de estas viviendas se ofrece en renta para temporadistas que desean disfrutar de las bondades del lugar y la belleza de sus playas.
Pero Daupin Island no es solo casas a la orilla de la playa; la costa este es completamente virgen y se la ha designado como un Santuario de Pájaros y reservorio nacional de vida silvestre. Además está entre los 4 mejores lugares de norteamérica para la observación de especies de aves migratorias.
En este santuario, multitud de aves encuentran refugio y un lugar de descanso en su largo recorrido migratorio por el golfo desde América Central ó América del Sur cada primavera y de regreso, cada otoño.
Allí se han encontrado más de 420 diferentes especies de aves, por lo que el Audubon considera que este santuario tiene importancia global para las aves migratorias. Audubon Bird Sanctuary
Este inmenso patas largas estuvo cerca casi todo nuestro paseo, sin inquietarse demasiado. La primera vez, cuando estábamos a pocos pasos, se alejó mostrando toda su magnitud con las alas extendidas y graznando casi un minuto, como para dejarnos claro que no estaba muy contento con la intromisión.
La segunda vez, nos pasó por el lado, caminando en dirección contraria, ahora sin protestar, para mi satisfacción personal. Creo que era una garza real.
Una de las maravillas de esta zona, es que te sientes seguro caminando en soledad y el riesgo de que te roben en el mini campamento que levantas, mientras sales a explorar es mínimo.Para esta época del año, donde ya ha comenzado el otoño y los chicos están en clase, la isla está prácticamente desierta y se convierte en un paraíso para los que huyen de las multitudes, como nosotras.
A este paseo fuí con Beatríz, quien conoce bien el área y me mostró las maravillas del lugar, en especial la zona donde la playa es como una calmada piscina. Allí colocamos sillas, sombrilla, refrigerios... y salimos a recorrer la costa. El clima no podía ser más amigable.
Otro obsequio que tuvimos el privilegio de experimentar fue la presencia de delfines bien cerquita de la orilla, tal vez 4? Pudimos escucharlos respirar al salir del agua y verlos nadando ondeando el cuerpo. Por supuesto, la escasa decena de personas que estabamos allí nos pegamos a la orilla para verlos, no cabe duda que fue el deleite de todos.
En el paseo, además de aves vimos esqueletos de rayas y cualquier cantidad de cangrejos hermitaños en todos los tamaños y formas caminando en el agua, en la arena o descansando en troncos como este.
La forma de vasija medieval de este inmenso hermitaño me pareció hermosa, además de impactante por el enorme tamaño.
El paisaje es variado al igual que la vegetación.
Algunas jelly fish o medusas.
Pero en cualquiera de los ángulos es un paisaje sereno, relajante y precioso.
El sonido del agua en su interminable vaivén lamiendo la arena.
Otra área con agua atrapada en una laguna salada donde los pajaros pequeñitos encuentran su almuerzo fácilmente.
La tranquilidad reina en cada esquina.
El agua estaba algo helada porque venimos de pasar un frente frío que batió récord para esta época del año, pero una vez adentro y con el sol calentando, se puede disfrutar. Es divertido estar en el agua conversando y que peces como de un pie de largo salten a tu alrededor, otro atractivo de la playa.
En resumen, tuvimos un paseo divino, que pensamos repetir.
Un lugar así, tan cerca de la ciudad no se puede obviar: disfrute 100% y GRATIS.
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